A mi me gusta tratar a las marcas como si fueran personas y dotarles de la personalidad y cultura de empresa que tienen sus fundadores para que pueda sobrevivir en el mercado y diferenciarse, por eso podemos decir que a día de hoy todos nuestros clientes están emocionados con los logos propuestos.
Yo siempre pongo algún
punto único de las personas que fundan la marca, que tengan parte de sus
sueños, inquietudes, proyectos y de esa forma respiren su esencia.
Cuando tenemos que dar vida a una empresa, y empezar de cero
es de los proyectos más gratificantes para la agencia porque nos permite crearle una identidad desde el
principio, que será la que luego sigamos limando en el futuro con acciones de
comunicación que la refuercen.
Por eso, me gusta que mi equipo trabaje el tiempo que sea
necesario, sin interrupciones, para sacar su mayor potencial y presentar ideas
únicas al cliente con diferentes líneas de estilo para irle conociendo mejor y
saber cuál es la que le convence, porque cada una tiene una parte de él, tiene algo especial que nos hará saber cómo
piensa y qué quiere. Yo siempre digo, que los publicistas tenemos que tener algo de psicólogos, porque la parte
emocional y de entender a tu cliente va ligada en el proceso.
De ahí, que aunque
haya muchos mercados y a veces se hagan rifas con los logotipos, yo abogo por la publicidad bien hecha,
por dedicarle ese tiempo crucial y esencial a trabajar en la marca, ésta es
en si misma la diferencia, que somos conscientes de la importancia que es crear
marca porque somos publicistas, de
nuestra mano construiremos marca desde todos los ángulos y la trabajaremos en
cada acción que propongamos.
Nada me reconforta más que dar con la clave, crear un
logotipo tal y como lo quería el cliente, pero dar con ese “eureka” exige muchas horas de estudio, de estrategias, de
ver realmente su punto diferenciador, de digerir y ordenar todas las ideas
que nos ha trasmitido el cliente para condensarlas en una, en la esencia, de
ahí que nos diferenciemos de ser meros diseñadores que solo diseñan marcas para
ser estrategas de marca.
Nuestro trabajo va más allá, trabajamos la marca desde todos
sus ángulos, no dejamos nada al azar, y aunque lógicamente el sentido estético
y el impacto visual ha de ser importante, nosotros
tratamos de buscar la personalización absoluta, ese intangible que hace al
cliente diferente y que a veces está tan latente en él que ni el mismo lo sabe.
Vamos en busca del eje central, de definir ese slogan que refuerce el grafismo que
nos lleva tantas horas de trabajo y de braimstorming.
No hay nada más valioso que cuando un anunciante consigue
mantener una imagen coherente durante todo su ciclo de vida.
Es esencial conocer perfectamente las necesidades del
mercado y las tendencias emocionales del público que las va a comprar, porque las
marcas son emociones, la gente necesita identificarse con ella, tener sintonía
o feeling, ¡esa es la magia!
¿Alguien se ha hecho alguna
vez la pregunta de que un logotipo te debe
durar al menos 10 años? Pasado este tiempo, se rejuvenecerá, pero mantendrá
su misma imagen para que le sigan reconociendo.
Pongamos el ejemplo para entendernos de la ovejita Norit, el
concepto continúa y el grafismo igual pero se moderniza para adecuarse a los
nuevos tiempos.
Por eso es tan
importante trabajarlo bien desde sus inicios y darle la importancia que se
merece.
Quizá nuestra clave sea el
preguntar, preguntar y preguntar a nuestro cliente hasta que pasadas unas
horas aflora su parte inconsciente y nos cuenta esas cosas tan valiosas que le
diferencian y que nosotros tenemos esa
intuición especial de saberlo captar para transmitirlo luego en el grafismo.
Una buena imagen de marca es capaz de cambiar, crear o
consolidar actitudes, es lo que el consumidor experimenta, para ese trabajo
posterior luego entraría nuestro trabajo como agencia: el trabajar todos los componentes del plan de comunicación en una misma
dirección, con un único mensaje de forma que se consolide y su publicidad
sea eficaz.
Os invito a que veáis nuestros logotipos
es un orgullo el haberles dado vida y que nuestros clientes les estén cuidando
como se merecen.
Que cada uno hable por sí
mismo, sin que nadie explique nada, ésa es la verdadera clave para vender.
Hasta la próxima!